Empecemos por "Brindis por Pierrot" (1985), acaso la más emblemática y conmovedora de todas las interpretaciones en la trayectoria del Canario Luna. Ese insuperable himno al mostrador que salió de la pluma de Jaime Roos: es tan contundente la versión que quedó grabada y que cantaba el Canario que Jaime la eliminó de su repertorio cuando el cantor se fue de su grupo, a fines de los 80, y tuvieron que pasar más de 20 años para que la incluyera nuevamente. Es que, como se puede ver en el imprescindible documental Hit (2008, dirigido por Claudia Abend y Claudia Loeff), Jaime escribió esa canción para el Canario. Nadie pudo, ni podrá jamás, cantar versos como "No lo vieron a Molina, que no pisa más el bar." o "esta noche no tengo ni tumba, sin embargo el que llora soy yo", como los cantaba él.
Aunque siempre lo recordemos por "Brindis.", por "Adiós juventud" y por sus colaboraciones con Jaime Roos (que produjo sus discos Todo a Momo, de 1986, y Otra vez carnaval, de 1989), el Canario fue un murguista de ley, amante y cultor de la bohemia, egresado con honores de la universidad de la calle, que más allá del tablado se le animó a la actuación en la olvidable A Dios Momo (dirigida por Leonardo Ricagni en 2006) y que se dejó retratar, encopetinado y en cueros, auténtico, en el mencionado film documental Hit. A pesar de sus crónicos e irrefrenables problemas con el alcohol, y de algunas declaraciones desafortunadas sobre violencia doméstica, con sus recientes colaboraciones junto a murgueros más jóvenes, como Alejandro Balbis y Tabaré Cardozo (Por la vuelta, El tablado callejero), el Canario imprimió recientemente nuevos y emotivos mojones en la historia de la música popular uruguaya.
Es cierto, siempre tendremos a mano la grabación de ese "Brindis por Pierrot", pero no parece casual que la tarde esté tan gris. El cielo plomizo acrecienta las ganas de llorar. Porque el Canario ya no canta. Porque ahora que su estampa se vuelve canción, el Canario ve crecer las flores desde abajo.
Por Humphrey Inzillo
Aunque siempre lo recordemos por "Brindis.", por "Adiós juventud" y por sus colaboraciones con Jaime Roos (que produjo sus discos Todo a Momo, de 1986, y Otra vez carnaval, de 1989), el Canario fue un murguista de ley, amante y cultor de la bohemia, egresado con honores de la universidad de la calle, que más allá del tablado se le animó a la actuación en la olvidable A Dios Momo (dirigida por Leonardo Ricagni en 2006) y que se dejó retratar, encopetinado y en cueros, auténtico, en el mencionado film documental Hit. A pesar de sus crónicos e irrefrenables problemas con el alcohol, y de algunas declaraciones desafortunadas sobre violencia doméstica, con sus recientes colaboraciones junto a murgueros más jóvenes, como Alejandro Balbis y Tabaré Cardozo (Por la vuelta, El tablado callejero), el Canario imprimió recientemente nuevos y emotivos mojones en la historia de la música popular uruguaya.
Es cierto, siempre tendremos a mano la grabación de ese "Brindis por Pierrot", pero no parece casual que la tarde esté tan gris. El cielo plomizo acrecienta las ganas de llorar. Porque el Canario ya no canta. Porque ahora que su estampa se vuelve canción, el Canario ve crecer las flores desde abajo.
Por Humphrey Inzillo
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